A finales de junio de 1908, una bola de fuego explotó sobre los remotos bosques rusos de Tunguska, Siberia, aplastando más de 2.100 kilómetros cuadrados de árboles. Los investigadores creen que un meteorito fue responsable de la devastación, pero ni sus fragmentos ni los cráteres de impacto han sido descubiertos.
A los astrónomos se les ha dejado adivinar si el objeto era un asteroide o un cometa, y descubrir qué era eso, lo que permitiría un mejor modelo para prevenir potenciales calamidades futuras.
El hecho
Teóricamente un bólido de un diámetro estimado entre 40 y 190 metros en función de su detonó en el aire. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2.150 km², rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 km de distancia.
Durante varios días, las noches fueron tan brillantes en zonas de Rusia y Europa que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial. En los Estados Unidos, los observatorios del Monte Wilson observaron una reducción en la transparencia atmosférica de varios meses de duración, en lo que se considera el primer indicio de este tipo asociado a explosiones de alta potencia.
La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 30 megatones. Si hubiese explotado sobre una zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones. Según testimonios de la población tungus -la etnia local nómada de origen mongol dedicada al pastoreo de renos- que lo vio caer, "brillaba como el Sol". Informes del distrito de Kansk a 600 km del impacto, describieron sucesos tales como barqueros precipitados al agua y caballos derribados por la onda de choque, mientras las casas temblaban y en los estantes los objetos de loza se rompían.
El maquinista del ferrocarril Transiberiano detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los raíles.
El estudio del suceso de Tunguska fue tardío y confuso. El gobierno zarista no lo consideró prioritario y no sería hasta 1921, ya durante el gobierno de Lenin, cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición a la zona dirigida por el minerólogo Leonid Kulik.
Afortunadamente el clima permitió que la alteración de las huellas del impacto fuera muy poca. Se encontraron con un área de devastación de 60 km de diámetro, pero ningún indicio de cráter, lo que resultó sorprendente.
En los años siguientes hubieron varias expediciones más; en 1938 Kulik realizó fotografías aéreas de la zona, lo que puso en evidencia una estructura del área de devastación en forma de "alas de mariposa".
Esto indicaría que se produjeron dos explosiones sucesivas en línea recta. En los años 50 y 60 otras expediciones hallaron microlitos cristalinos muy ricos en níquel e iridio enterrados por toda la zona, lo que refuerza la teoría de que pudo tratarse de un objeto natural de origen extraterrestre. También se encontraron pequeñas partículas de magnetita.
Un estudio de investigadores italianos llevado a cabo hace algún tiempo, tiene una teoría acerca de lo que pudo haber sucedido y el secreto se encuentra en el lago Cheko, de 50 metros de profundidad, ubicado a solo 5 millas al noroeste del epicentro de la destrucción.
"Cuando miramos el fondo del lago, medimos las ondas sísmicas que se reflejaban en algo". dijo Giuseppe Longo, físico de la Universidad de Bolonia en Italia. Solo podemos explicar eso y la forma del lago como un cráter de impacto de baja velocidad.
Si el equipo presenta pruebas concluyentes de un asteroide o cometa en una expedición posterior, cuando obtienen una muestra del núcleo más profunda debajo del lago, los misterios restantes que rodean el evento de Tunguska pueden ser resueltos.
Evidencia sumergida
Durante una expedición de 1999, el equipo de Longo no planeó investigar el lago Cheko como un cráter de impacto, sino más bien buscar polvo de meteoro en sus sedimentos sumergidos. Mientras exploraban con sonar con el objeto de sondear la topografía del lago, fueron sorprendidos por sus características de cono.
"Las expediciones en la década de 1960 concluyeron que el lago no era un cráter de impacto, pero sus tecnologías eran limitadas" dijo Longo. Con la llegada de mejores sonares y tecnologías informáticas, explicó, el lago tomó forma.
Yendo un paso más allá, el equipo de Longo se sumergió hasta el fondo y tomó muestras de núcleo de 6 pies, revelando sedimentos frescos similares a lodo en la parte superior de los depósitos. Aún así, Longo explicó que las muestras no son concluyentes en lo que se refiere a un impacto de meteorito.
Para averiguar realmente si se trata de un cráter de impacto, necesitamos una muestra de núcleo de 10 metros en el fondo para investigar un punto donde el equipo detectó una anomalía con sus instrumentos sísmicos. Creen que podría ser allí donde el suelo fue compactado por un impacto o donde yace parte del meteorito: el objeto, si se encuentra, podría tener más de 10 metros de diámetro y pesar casi 1.700 toneladas, el peso de aproximadamente 42 camiones semirremolque.
Desde un accidente OVNI a un agujero negro errante, se han propuesto explicaciones alocadas y sin fundamento para el evento de Tunguska. Alan Harris, un científico planetario del Instituto de Ciencias Espaciales de Boulder, Colorado, dijo que la propuesta del equipo de Longo no es concluyente.
Longo y su equipo se encuentran entre las autoridades más reconocidas del fenómeno Tunguska en todo el mundo. Harris dijo en su momento que "Sería emocionante desenterrar trozos del cuerpo del meteorito, si es que logran hacerlo. Resolvería la pregunta de si Tunguska era o no un cometa o un asteroide."
Algunos investigadores, sin embargo, tienen menos confianza en las conclusiones del equipo.
"Sabemos por la física de entrada que los objetos más grandes y más energéticos penetran más profundo". dijo David Morrison, astrónomo del Centro de Investigación Ames de la NASA.
Que solo un fragmento de la explosión principal haya llegado al suelo haber hecho un cráter relativamente pequeño, sin crear un cráter principal más grande, parece contradictorio para Morrison.
Harris estuvo de acuerdo en que la física podría funcionar en contra de la explicación de Longo, pero señaló que eventos similares - con cráteres de impacto - han sido documentados en todo el mundo.
En 1947, el meteorito ruso Sikhote-Alin creó 100 pequeños cráteres. Algunos tenían 20 metros de ancho. También existe un sitio en Polonia, explicó, donde explotó un meteoro grande y creó una serie de pequeños lagos. Si el fragmento viajaba con la suficiente lentitud, en realidad hay una buena posibilidad de desenterrar algún material de meteorito.
Mientras tanto, el fenómeno de Tunguska ha cumplido en el día de ayer ciento diez años y aún, a pesar de todo el avance tecnológico y sucesivas investigaciones, no puede llegarse a una hipótesis concluyente.
Bibliografía: Space.com - Devianart.com - Biblioteca Pleyades
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